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jueves, 5 de agosto de 2010

Cyana, la primera mujer buzo al servicio de una gran causa

Corría el 480 AC, en la parte noreste de la Isla de Eubea, bañada por las aguas del mar Egeo. Era tiempo de las Segundas Guerras Médicas entre persas y griegos. El poderío naval de los persas era abrumador: comandados por el rey Jerjes en persona (el mismo que aparece en la película 300) los más de mil doscientos barcos avanzan hacia la indudable victoria frente a la flota griega, compuesta por menos de trescientas naves. Entre las filas persas encontramos a Scyllis de Esción y su hija Cyana, originarios de Grecia y casi esclavizados a las órdenes de Jerjes. Su misión: sumergirse en las aguas para recuperar los tesoros perdidos en las naves naufragadas. Scyllis es el mejor en su trabajo y consigue grandes réditos, aunque el amor por su tierra puede mas y solicita su libertad, la cual es denegada en varias oportunidades.Tres días antes de iniciar la batalla de Artemisio se desata una gran tormenta huracanada, haciendo imposible la navegación y obligando a la flota a guarecerse. En ese momento, Scyllis y Cyana, ocultos por la oscuridad de la noche y la tormenta, se lanzan al agua y comienzan su plan de liberación: ayudados por su entrenamiento diario en el buceo, cortan las amarras de todos los barcos y se dan a la fuga nadando hasta las costas del Cabo Artemisio, distante a unos 15 kilómetros (*).Estando la flota persa a la deriva, los navíos se destrozan golpeando entre sí y contra los arrecifes cercanos. Los persas pierden por esta causa la tercer parte de sus barcos.

Al llegar a Grecia, Scyllis anuncia los planes de Jerjes a los generales griegos, quienes liderados por Temístocles consiguen posteriormente ganar la batalla de Salamis (la batalla naval más importante de la historia del mundo antiguo) y finalmente la guerra, siendo esta la primer defensa exitosa de una democracia.


Scyllis y Cyana son considerados héroes y recompensado de varias maneras, entre ellas son erigidas dos estatuas de bronce (o de oro, según la fuente) que se colocan en el Templo de Apolo en Delfos.Avanzamos hacia el año 60 AC y nos encontramos al emperador romano Nerón, quien en su visita por Grecia y maravillado por la hermosura de la estatua de Cyana se la lleva (junto con 500 estatuas más) a Roma, donde es conocida como la Venus de Esquilo.

(*) Aunque el historiador Herodoto sospecha el uso de un pequeño bote, la parte mitológica de la historia nos cuenta que fueron buceando ayudados por unas cañas huecas.

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