Los trabajos de Oceana se llevan a cabo con un robot submarino. Con él documentan las comunidades que habitan en profundidades entre los 40 y los 500 metros de profundidad. Además, mediante inmersiones con buceadores, se estudian las zonas costeras de poca profundidad, donde es sorprendente la disminución en la abundancia de peces y la expansión del erizo diadema (Diadema antillarum), una de las principales amenazas del archipiélago. (VÍDEO © OCEANA)
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